Hierbas que Curan - André Malby y Andreas Faber-Kaiser

Hierbas que Curan, André Malby y Andreas Faber-Kaiser

Título: Hierbas que Curan
Autores:  y
Medio de publicación: Revista «Mundo Desconocido» nº21
Fecha de publicación: 

A pesar del título, en esta entrevista a André Malby realizada por Andreas Faber-Kaiser para la revista Mundo Desconocido, Malby trata muchísimos más temas que las propiedades curativas de las hierbas. En ella conocemos sus intereses, su pasado en Francia, así como su opinión sobre temas tan interesantes como la naturaleza, la polución, el vegetarianismo, la reencarnación y la humanidad.

La información aportada en esta entrevista, puede ser ampliada a través de la , expuesta por André Malby en el I Congreso Nacional de la Otra Medicina y posteriormente publicada en la revista Karma 7, apenas unos meses después de esta entrevista.




LA OTRA MEDICINA
HIERBAS QUE CURAN

Charla con André Malby, gran experto

En el I Congreso de la Otra Medicina celebrado recientemente en Barcelona, destacó por su extraordinario conocimiento de los mil y un recursos que en el campo curativo ofrecen las plantas, un hombre afincado en nuestro país, concretamente en la provincia de Málaga, si bien él es de origen francés: André Malby, amable, sencillo, enamorado de la vida y siempre optimista. He aquí la charla que mantuvimos con él.


Mundo Desconocido.André, acabas de invitarnos a unos cigarrillos, dices que bebes whisky y comes bien: ¿por qué te has metido en el campo de las hierbas?

André Malby. — No me he metido en el campo de las hierbas, ya me encontraba dentro. Resulta que llegué a España para dedicarme a la escultura, a escribir cosas que me interesan y a apartarme, ¿no? Me instalé en un pueblecito de Andalucía, y ahí no pude resistir. Claro, porque estoy en medio de las plantas desde la niñez, concretamente. Y empecé a curar a una señora, a la vecina, a la familia de la vecina, a los primos, a toda esa gente que suele llegar, hasta que llegó un momento en que había gente en la calle. La policía empezó a preguntar lo que pasaba por ahí, que qué era ese jaleo. Y entonces he tenido que decidir: o sigo con mi escultura y tengo que encontrar otro sitio para poner mis piedras, o acepto lo que pasa porque a lo mejor ahí van a suceder hechos más importantes, y tengo que aceptarlo, ¿no? Y así sucedió todo. Yo concretamente no hice muchas cosas, sino que me he dejado llevar por las circunstancias.

MD.En tu ponencia demostraste que dominas las hierbas por todos los lados posibles. ¿Dónde adquiriste todos esos conocimientos?

AM. — Mira, en todos los sitios posibles e imaginables. O sea, desde bibliotecas y discusiones con personas que sabían, hasta discusiones con personas que no sabían pero que habían oído hablar y, después, vamos, muchísimo trabajo personal, porque yo cuento que más o menos leo 5.000 páginas para que valgan cien, en promedio. O sea que todo lo que cae en mis manos —porque soy un devorador de libros— me lo trago y después hago mi trabajo de selección de correlaciones y diré que además hay muchas informaciones que no pertenecen a campos estrictos. Porque, por ejemplo, el darse cuenta de la acción de una sustancia en un momento preciso, pues no lo encuentras en libros de plantas, sino en otro sitio. Y claro, a veces incluso me he encontrado leyendo artículos más bien sensacionalistas, y me he dado cuenta de que ahí había algo importante. Y si tengo que ir a buscar un conocimiento ignorado en un cubo de basura, pues iré a buscarlo. Y no hay escuelas.

MD.La hierba, ¿cura todo lo que no es operable? ¿Confías completamente en la hierba para cualquier enfermedad que no sea operable?

AM. — Mira, cuándo no estoy cierto, no hago nada. O sea, cuando hago algo lo hago con toda exactitud; quiero decir que no puedo saber ya ahora hasta dónde se puede llegar, porque frente a las plantas hemos a lo mejor explorado una décima, una veintésima parte de lo que puede haber. Y además, estoy convencido de que cualquier organismo existente vivo tiene poderes, no por fuerza curativos, porque el hecho de curar es un academismo, sino que tiene algo que puede intervenir en otros seres vivos. Quiero decir que las plantas y el acercarse del magnetizador o las chicas que se puso Salomón en su cama, pues forman parte de un mismo hecho de un mismo conjunto. Y es que parece que hay una complicidad más extensa entre todo lo que vive que la que nos permite reconocer y decir “esto es una planta y esto es un bicho”. Si yo encuentro un día, no sé, escarabajos que sirven para producir un efecto, que puedo controlar, conocer y utilizar, pues usaré escarabajos. ¿Me entiendes? No digo que las plantas lo son todo y lo pueden todo. Sí pueden muchísimo, pero no por fuerza sólo hay esto. Lo que quiero es vivir más, vivir mejor, ver más gente feliz alrededor mío. Porque, al final, a lo mejor soy un gran egoísta. No puedo soportar el ver a gente enferma en mis cercanías y, claro, hago lo imposible para que el mundo, el poco que toco yo, sea más posible, más conforme. Creo que estamos traicionando lo que nos rodea y el deber actual de todos es el de volver las cosas a su sitio. Es el de restituir, por eso te diré que he pasado un tiempo por ejemplo en Francia, en el Instituto de Parapsicología, porque ahí también hay otra cosa que pasa. Apenas pasa algo, pues me interesa. Me interesa el día en el cual todos esos horrores que nos rodean, van a caer.

MD.¿Crees que hay una ley de compensación en la naturaleza? O sea, lo que daña a la naturaleza, ¿la misma naturaleza tiene fuentes para remediar este daño?

AM. — Sí, te diré, es la noción de daño la que no está muy clara. Porque muchísimas veces encuentro gente que tiene una enfermedad que es la contestación mejor que pueden dar a una situación que no es perfecta. Y evidentemente que si te das martillazos en la cabeza, mientras te das martillazos el hecho de haber dolor, inflamación local y etc. es un adecuarse a algo. Pues bien, parece que hay muchas razones, fuera, para ponerse mal. Hay que arreglarlas. Ahora, no puedo decirle a una buena señora que se vaya a vivir al campo, o que vaya a hacer esto o aquello. No hay razón para ello. Es lo que quiero yo. Es que mi hijo por ejemplo, si tiene que vivir en este mundo de humos, de coches, de fábricas, de cosas que no me gustan, pues que él pueda ser verdaderamente lo que es en medio de todo esto. No quiero adecuar ni a la gente ni a las cosas a la medida que yo tengo. Yo busco a qué se parecen las cosas o a qué se parecen las gentes. No quiero imponer un modelo ideal.

MD.Estos humos a que aludes y la polución en general, la atmósfera, ¿crees que pueden a la larga influir en la misma planta, en la materia prima de la planta y que estemos destruyendo nuestros propios remedios?

AM. — No se destruyen, sí cambian. Porque evidentemente, por ejemplo en París, nunca las plantas que están en París han sido más fuertes que ahora. Porque ahora aprovechan un montón de carbón que está en la atmósfera bajo forma de dióxido, y claro, por ejemplo la mimosa florece en París antes que en la Costa Azul. Lo que es algo muy extraño. Todavía no sabemos exactamente dónde empieza y se para la polución. No estoy convencido del todo de que lo que generalmente se plantea como acto que poluciona, sea verdaderamente un acto así. No estoy convencido tampoco de que los métodos que nos permiten reconocer las cosas sean justos. Creo que estamos empleando modelos, estructuras que permiten dar una relación, un acto descriptivo, que no por fuerza tienen que ser conformes. No sé si la polución, como se dice, va a cambiar. Claro, algo se modifica. Pero decir que la polución es mala, pues no lo puedo afirmar. No hay ninguna razón para afirmarlo. Porque evidentemente mi abuelo a lo mejor llega aquí y se muere. Se muere porque inspira tres bocanadas y ya se cae al suelo. Yo vivo. Esto quiere decir que algo ha pasado que hace que lo que era imposible para vivir para él es viable para mí. Creo que hay un cambio perpetual tal que no se puede hablar de que vaya hacia lo negativo. Tengo una fe gigante en el mundo, una fe gigante en la vida, en la gente, en todo lo que hay. Creo que la vida es inmortal, a fin de cuentas, y creo que un ser humano, un cuerpo humano, está hecho para muchísimo más que lo que recibe actualmente.

MD.¿Crees que el cuerpo humano no depende sólo del entorno terrestre, sino que depende de todo el conjunto del cosmos? ¿Crees que hay una relación directa?

AM. — Sí, creo que estamos ordenados por una cosa muchísimo más grande que la que creemos, y que sólo estamos luchando para hacer caer pantallas. Porque ya tenemos todo lo que estamos buscando. El gran trabajo es el trabajo de adquisición. Es el trabajo de saber, o de memorizar. Yo he visto los casos mil veces. Lo mismo que pienso que si la gente antes tenía con mayor frecuencia fenómenos de tipo telepático y similares, es porque era menos peligroso. Imagínate la situación de un telépata hoy, aquí en esta sala de congresos: pues le explota la cabeza. O sea, que hay diferencias naturales y necesarias, creo que son actos de relaciones que se establecen. O sea, a lo mejor mi pitillo actúa sobre Sirio, por qué no, no me doy cuenta.

MD.Hablando un poco de tu vida, ¿qué hacías en Francia antes de venir aquí?

AM. — Hombre, he hecho de todo. Desde estudios de Historia del Arte y de literatura en general he pasado a hacer incluso trabajos de arqueología en el sur de Francia; después me puse a escribir un libro que nunca acabé sobre los Cátaros, he buscado tesoros, después he dado cursos un cierto tiempo de piano-jazz, que aunque yo no sabía música lo sabía tocar, he sido pintor, escultor, he escrito bastantes libros, he tenido una casa de edición underground en París… vamos, he hecho montones de actividades porque me he dejado empujar cada vez por el interés mayor, el más evidente de vivir. Si yo estoy aquí sentado y veo que yendo ahí, voy a hacer más, pues voy ahí. Ahora, pasa que como tengo una memoria muy viciosa y lo retengo todo y no se me escapan las cosas que habitualmente aprendo, pues evidentemente he ido acumulando montones de cosas que abarcan campos diferentísimos, que van desde textos concretos que me interesaban hasta trabajos ahora sobre estructura, sobre información, sobre lengua Algol que aprendí sólo para intentar discutir con otras personas que estaban interesadas, hasta juegos de ajedrez, dichos imaginarios, que no sé si conoces, los de Charles Fort, juegos que se acrecientan permanentemente, y montones de cosas, que es difícil ahora sintetizar aquí.

MD.Comunicas una gran felicidad y tranquilidad. ¿Eres feliz?

AM. — Sí, yo soy feliz. Completamente a lo mejor no, porque sería insoportable.

MD.¿Tienes dudas? ¿Tienes alguna duda concreta, permanente?

AM. — Sí, dudo de todo permanentemente. Pero mira no hay muchas soluciones. O bien uno se queda cierto, “ya lo sé, ya lo sé todo”, pues bien, te tiras a un baño de hormigón, te pones en una placita tranquilo y se acabó todo. La otra postura es dudar. Yo no estoy seguro de que las cosas sean tal y como yo las veo. Corto como todos el Universo en cinco trozos porque es más fácil reconocerlo así. No estoy convencido de que la realidad sea tal como yo la capto. Creo que tomo las cosas y las plasmo según el momento. Pues bien, como es así y me gusta ser feliz intento plasmarlas a la medida de la felicidad que quiero.

MD.Ayer hablaste del peso del hormigón y del horror del hormigón…

AM. — Sí, creo que ahí pasan muchas cosas.

MD.Sí, te iba a preguntar: para ti, ¿cuál sería el hábitat ideal para el hombre?

AM. — El hábitat ideal es cuando llegas a un sitio en el cual no hay nada. Empiezas a vivir ahí con una tienda de campaña o lo que sea y al cabo de un tiempo decides hacer algo para quedarte. Ese algo sale del terreno; por eso todas esas cosas, por ejemplo, campesinas, las casas dichas tradicionales que salen de una tierra y de un hombre, el encuentro de esta tierra, de este sitio ideal manifiestan un poder de vida, que sobrepasa de muy lejos todos los cálculos estéticos o de cualquier tipo que sean, que permiten elegir estructuras que son para quien sea. Para mí la casa verdadera es la casa de alguien y para alguien. No esto (el palacio de Congresos de Montjuich, en Barcelona).

MD.Hay muchas personas que opinan que el hombre debe vivir a un nivel vegetariano, que lo único que puede comer son cereales.

AM. — Pues te diré, yo personalmente me reconozco el derecho a vivir. Ahora, si tengo ganas de comerme un bistec, pues me lo como, además tengo dientes para hacerlo, parece que me sale bastante bien, y no tengo problema de adecuarme a una cosa u otra. Y te diré, además, que no estoy convencido de que si hiciera este tipo de régimen no me pusiera bastante triste, y estaría la cosa bastante insoportable. Ahora, si me viene algún día la gana de hacerlo, pues lo haré. No creo en las reglas que se imponen. La regla es una cierta inteligencia de las cosas que sale a nivel experimental. Hay períodos en los que es mejor comer vegetales, otros en los cuales es mejor comer carne. No hay leyes continuas.

MD.Pero conviene actuar siempre a un nivel integral; o sea no comer con excesividad algo que sabes que te puede hacer daño.

AM. — Claro, eso es la sabiduría personal. O sea, quiero decir que si una persona sabe que si sale a la calle cuando llueve cogerá asma, y llueve y va fuera, pues el problema es suyo. No se puede por fuerza hacer a las personas, a los seres, conforme a unas ideas que podemos tener de lo que tienen que ser. Porque un universo de macrobiotas no sé sí me gustaría. Creo que no.

MD.Hablaste antes de que la vida no muere, ¿crees en la reencarnación física en otro cuerpo o en la energía que sigue viviendo?

AM. — Voy a decir una cosa muy concreta. Personalmente tengo recuerdos que no pertenecen a lo que he hecho. He hecho mucho pero hay unos cuantos que no, pero tengo el recuerdo. Esto me ha planteado en una época problemas muy grandes porque no llegaba a captar el por qué o el cómo de la cosa. Ahora tengo una idea, pequeña, pero una idea y que es la siguiente: parece ser que hay alguna capacidad de recibir ciertas memorias a través de la comida. A lo mejor, puede ser que lo que yo recuerdo, una cierta casa, entre otras, que me había impresionado mucho mentalmente, sería en realidad el recuerdo de un perro que la vio. El perro murió un buen día, habían crecido sobre él unas plantas que comió una cabra, a la que había matado un tío y de la que yo me había comido una costilla. Ahora, los factores bioquímicos necesarios para que alguna información fijada a nivel bioquímico directamente sea liberada, lo que hace que en cierto momento equis moléculas de tiamina o de uracina pasen a ser elementos activos que yo puedo utilizar, no sé cómo se suceden, pero creo que somos todos el conjunto de muchísimas memorias que han pertenecido a esas vacas, ballenas, peces, a muchas cosas y que de vez en cuando sale esta memoria en una forma u otra inteligible o no, porque a lo mejor viene muchas veces pero no llegamos a sintonizarlo. Porque no llega a la capa de organización habitual que permite pensar. Pero esto no demuestra la reencarnación. Creo en la continuidad, es evidente que desde que la primera macromolécula se cortó en dos, pues, no se ha parado. Lo que se para son fenómenos relativos, pero tú tienes un montón de células que mueren cada día y tú sigues siendo tú mismo, con tu consciencia personal. Ahora a lo mejor la célula no tiene el drama de sentirse morir porque tú sigues viviendo y ella tiene más participación. Creo que la humanidad es un ser colectivo y, por ejemplo, no estoy convencido de que para que nazca un niño sólo bastan dos personas. Pero no estoy convencido de nada. Porque una vez se me presentó un tío que me explicó una teoría increíble y que ahora me estoy pensando que muy bien podría ser posible. Decía que para que ocurra algo tenían que estar presentes una cantidad que iba de siete a quince personas en un radio de equis kilómetros y si no, no pasaba nada. Efectivamente, si no, en las tribus primitivas habría cantidad de niños. Y no es ése el caso. Ahora, en las grandes ciudades en las cuales hay gran concentración de individuos pues sí, hay muchos. Puede ser que este tío tenga razón, yo no lo puedo negar.

MD.¿Nos puedes ampliar este tema?

AM. — Es una teoría muy extraña que considera al ser humano como un ser más extenso. Entre otras cosas decía que la persona, la individualidad humana no estaba en el ser; el ser humano estaba en un conjunto más grande. Este tío decía que no había contacto con extraterrestres, porque los extraterrestres contactaban con seres completos y que todavía no se había formado un solo ser completo en la Tierra. Ésta es una parte. Evidentemente ciertas cosas que pasan en laboratorios y en experimentos de parapsicología demuestran que puede ser que un buen día un grupo de personas lleguen a constituir un ser de este tipo, que tiene características diferentes. Es en Mundo Desconocido que he leído lo del fantasma creado por los canadienses, ¿no? Esto es también un hecho que forma parte de eso, porque han escogido a un sujeto ajeno a ellos mismos. Pero si hubieran buscado por ejemplo estructuras comunes, ¿qué hubiera sido el ser que nacía? Puesto que ahora tiene contactos así telepáticos momentáneos. Estamos a la orilla de un mar gigante; todavía no hemos puesto el pie dentro.

MD.¿Puede ser que la humanidad toda, el conjunto de la humanidad, sea un ser?

AM. — Creo que sí.




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Fuentes:
https://issuu.com/indix/docs/md21

5 comentarios:

  1. Es para mï una gran pena que haya trascendido Andrë Malby,era un verdadero genio,espero poder encontrar sus libros y conservarlos son verdaderas joyas.Gracia por estas publicaciones que me siguen nutriendo.

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    1. Muchas gracias a ti por valorarlo, phosphyta. Te anuncio que ya tenemos disponibles su tres libros en español en PDF para que los puedas descargar. Un abrazo.

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  2. Mi padre, ya trascendido, prematuramente a mi parecer, igual que Andreas seguía con emoción a estos dos señores tan mágicos, por VALIENTES y completos. A mis 35 años, siendo madre y tratando de vivir en un mundo que siento muy hostil, gracias a la recopilación de estos vídeos y entrevistas estoy aprendiendo mucho. Ponle do en valor cosas que minoadre me transmitía y yo sentía en Mi, pero al final dudaba ya que nada de lo "establecido " se le parece. He liberado recuerdos muy vívidos de mi niñez, incluso olores, de pronto, al escuchar los programas de sintonía Alfa en you tube. Gratitud y amor a la energía que ellos formen,allá donde estén, Ojalá juntos, seguro en conexión. Sobre todo una hermosa historia de AMISTAD. Y todo mi afecto a la persona que halla recopilado y compartido este valioso contenido.

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    1. Qué bellísimo mensaje. Mil gracias por escribirlo. Te envío un abrazo lleno de luz!

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  3. Hola
    Este gran ser entregó todo tipo de llaves desde su vasto sincretismo cultural, como bien dice, existen seres que encarnan aspectos puros de la consciencia y él es uno de ellos, y que además prefirió jugar en el fango de la confusión sabiendo del efecto que esto produce, mi más profundo respeto para el querido André(¡cabrón testarudo!)
    La llave que me procuró es puramente lógica y simple que me permitió observar el punto paradojal de división y polarización lógica, momento de contradicción sensorial que se resuelve con el principio de simultáneidad en el enfoque para concretar una comunicación correcta con algo propio y común y que está siempre un paso antes en el sentir-pensar.
    La unidad es lógica-energética, una mala lógica siempre se interpreta, es aparente y necesita justificarse, y ésta se asocia con las sensaciones energéticas consideradas como negativas, sensaciones confusas que informan el carácter de errór y de alerta para el cambio de enfoque, este tiempo de darse cuenta y cambiar puede tardar un instante a nivel personal o milenios a nivel colectivo. La solución, la verdad, es simple y sencilla, universal y a la vista de cualquiera.
    El engaño o compensación no será factible y esto es lo que está reconfigurando el sistema o formato mental que ha dominado hasta ahora. Cada vez que alguien reconfigura su pensar otorga más coherencia en el proceso y lo acelera y este principio es el de soberanía y al mismo tiempo de unidad, el desapego verdadero del mundo de las apariencias, creencias, dogmas, que son el contenido de referencias en la memoria colectiva como materia prima creativa, nada se desperdicia con el humor-arte.
    ¡Salud!

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