Entrevista a André Malby - Revista Presència (1988)

Entrevista a André Malby, Revista Presència

Título: Entrevista a André Malby
Autores:  y
Medio de publicación: Revista «Presència» nº868
Fecha de publicación: 
Idioma original: Catalán

Esta entrevista a André Malby forma parte del nº868 de la Revista Presència, una publicación regional de Girona. La entrevista fue realizada por Mercè Planella y publicada el domingo, 9 de octubre de 1988.

En ella, André habla de muchos aspectos de su vida personal: dónde vive, por qué eligió su casa, cuándo empezó a leer, sus facetas como escultor, pintor y perfumista, sus fiestas del solsticio de verano, sus viajes a África, sus libros... También se le pregunta qué es, en su opinión, el amor y la angustia, y se comentan algunas de las cosas que se dicen de él, como que es un chamán.




André Malby

Artista polifacético e ibérico por vocación

André M. Malby Gómiz nació en el año 1943 en el continente africano, pero se declara ibérico por vocación y tiene la nacionalidad española. Cuando no pinta, ni dibuja, ni hace esculturas, ni compone música, ni escribe algún libro o artículos de crítica gastronómica, se dedica a investigar nuevos perfumes en el laboratorio que tiene instalado en su casa de Crespiá, en el cruce del Alto Ampurdán, la Garrocha y el Gironés. Malby se niega a aceptar cualquier definición y sólo acepta que lo definan como una persona viva. Ha expuesto en la galería Otto Zutz de Barcelona, tiene obra en todo el mundo, y prepara un viaje a África para realizar esculturas con la madera de árboles gigantes.


MERCÈ PLANELLA

La biblioteca de André Malby en su casa de Crespiá está llena de enciclopedias, desde la Británica hasta la Espasa. Las paredes están cubiertas de pinturas y esculturas. El olor a espliego se huele desde el patio, cercano al laboratorio donde experimenta con perfumes. Malby ha sido, hasta hace poco, un artista marginal que destruía sus propias obras una vez acabadas, y de su producción de épocas determinadas sólo conserva la que fue a parar a manos de amigos y conocidos, que la salvaron de la destrucción decidida por su creador.

Su obra es difícil de acotar en un marco a causa de la multiplicidad de disciplinas que cultiva.

Conserva la amistad del escritor Luis Racionero y de los miembros del clan Bosé. Racionero define la pintura de Malby como una ventana hacia realidades más allá de los cinco sentidos, en la cual, más importante que mirar, es saber ver.

Tiene obras en colecciones privadas de toda Europa y piezas grandes en Suiza. Malby ya no destruye sus obras, y afirma que «el futuro es más importante que las huellas dejadas».

–Josep Pla, charlando en el Motel Ampurdán, dijo que tú eres un hombre que lo sabe todo, que tienes un conocimiento universal.

–Eso lo dijo un día de tertulia con Luis Racionero. Uno de sus días de cabreo. Un día de esos que cogía la servilleta y se la ponía en la cabeza, o enviaba a todo el mundo a hacer puñetas. Estábamos tomando unas copas con otra gente, porque Pla bufaba bastante, y además bastante bien… Estaba muy bien porque el alcohol es muy creativo. He de reconocer que yo soy bastante alcohófilo. Pedí un Campari con vodka y Pla se entusiasmó, y de repente perdió su mala leche y se empezó a animar y a hablar de cuando fue corresponsal en Italia y en toda Europa… Empezamos a hablar en italiano, en francés y en inglés, y expresó toda la picaresca típica del payés catalán, que le duró muchas horas y botellas… Llegó un momento en que me tuve que ausentar para ir al lavabo y fue entonces cuando comentó que «Malby es un hombre que lo sabe todo». Si hubiésemos hablado más veces es posible que hubiera cambiado de opinión, de manera que no creo que me tenga que hinchar porque Pla dijese eso de mí. Pla tenía el derecho a la sapiencia que da la vejez y el aspecto descarado del niño muy inteligente, muy agudo, muy despierto, muy provocador, y claro, la mezcla de estas dos cosas en el cuerpo de un payés del Ampurdán, que además había estado en todas las áreas de conflicto del mundo en el que le había tocado vivir, y que estaba resabiado de todo, era un cóctel explosivo. Pienso que en Cataluña y en Gerona hay muchos hombres como Pla, pero con la diferencia de que son muy callados.

–Eres una persona con energías. ¿Piensas que la energía es la que lo mueve todo?

–Buena parte de mi tiempo la dedico a comprobar que mis ideas, sobre todo si son locas, tienen alguna parte acertada. Yo, cuando pienso alguna cosa, quiero adivinarla, llegar al fondo. Cuando se habla de conceptos de movimiento, de velocidad, de intensidad, serían asimilables a la palabra energía.

–Tú eres un científico. ¿Cuándo empezaste a interesarte por todas las cosas que te rodean?

–Empecé a leer a los dos años y medio y, como tengo una memoria de caballo, aún recuerdo muchas cosas.

–¿Dónde empezaste a leer?

–En Francia, cerca de Libourne. Mi padre volvía de la legión extranjera, donde era coronel médico… Fue a mediados de noviembre de 1945, yo empecé a leer en febrero y en septiembre de 1946 mi padre me regaló toda la Collection Verte francesa, que eran doscientos libros y pico. Ahora mi afición por la lectura es creciente y aún, de vez en cuando, regalo libros a los amigos, porque ya no caben en casa. Aquí al lado tengo una habitación llenísima de libros, si pongo unos cuantos más estallará.

–¿Cuántos años hace que vives en Crespiá? ¿Cómo elegiste este lugar para vivir en él?

–No es la gente quien elige el lugar, sino que es el lugar el que te elige a ti. Este lugar me eligió de una manera muy fina y a través de Racionero. Cuando llegó la llamada se obedeció al acto… Estábamos en Málaga celebrando el cumpleaños de Lucía Bosé, lo paramos todo y vinimos hacia aquí. Al llegar, aquello parecía el escenario de un filme tercermundista… de una película de terror de tercera categoría. Era una casa con mucha carga y de repente se estableció un diálogo con la casa… Es por eso que la modifico lentamente. Ya llevo siete años de obras y creo que harán falta diez o doce más para que vuelva a ser lo que era. Yo no mando, cada vez que he intentado oponerme a la casa no ha funcionado. La casa tiene una personalidad propia y me manda de una manera muy fuerte.

–La zona donde está tu casa es el punto donde se unen la Garrocha, el Alto Ampurdán y el Gironés. ¿Este punto tiene algún significado especial?

–El Ampurdán es una llanura que es un punto de contacto entre las montañas y el mar, que tiene sus humedales, que tiene la tradición de la sal en las salinas y que es un terreno muy particular en el que sopla la tramontana. Después está el Gironés, donde la tierra es calcárea y el lago de Bañolas está en el medio, con toda su sedimentación y una vegetación muy particular, y después está la Garrocha, que se acaba con los volcanes, donde la tierra naturalmente es volcánica, ácida, de lavas, de aguas que corren por la superficie. El Fluviá, al no tener capa freática, da una vegetación diferente. Crespiá, al ser el cruce de tres comarcas, constituye un micromundo resumen de todas las tendencias del Pirineo. De las plantas, los animales, las tierras… Es increíble.

–¿Cómo es que aceptaste exponer en Otto Zutz, el reducto de la Barcelona moderna, si siempre habías sido un personaje marginal?

–No fui yo. Me llamaron. Es como quien se pasa quince años sin casarse y de repente encuentra a la chica con quien se quiere casar. Hay un conjunto de parámetros que hacen que se tome una decisión. Hace poco me volví a poner a pintar y aparecieron periodistas, la televisión, marchantes de arte… Ante eso no podía poner cara de tonto y decir que no me tocaran. Si se hacen obras de arte es para enseñarlas, venderlas y difundirlas.

–¿Es cierto que tienes previsto sacar al mercado un perfume junto a Lucía Bosé?

–Yo investigo esencias, cuando se me ocurre una fórmula me pongo a investigar y la hago, me fascina. Lucía Bosé quiere sacar un perfume con Jamie Boyd, muy amigo mío. Se trata de un perfume sólido. Yo investigo en todas las direcciones que nunca interesan a nadie. Los perfumes son sólo una parte de mis investigaciones. Hay una cultura del gusto, que es la gastronomía; del ojo, que sería la televisión, el cine y la pintura…; del tacto, que podría ser la escultura y el erotismo; de la oreja, que son las músicas, y del olfato, que no hay casi nada. Muchas veces, en la aromateca, me pongo a mezclar, a comparar… El perfume para mí es una reversión.

–Cuando llega el solsticio de verano haces una fiesta en tu casa…

–Sí, sí. La historia de la humanidad empieza en el momento en que se empieza a utilizar el fuego y eso implica muchas cosas. El fuego es un ritual extraño, porque para hacer fuego hay que utilizar una planta que es un acumulador solar. Así, el árbol que crece deprisa se quema deprisa y el árbol que crece lentamente, como los robles, se quema poco a poco. Hay una especie de proporcionalidad entre la vida de las plantas y el tipo de fuego que pueden entregar. El sol tiene dos puntos álgidos cada año. En uno de ellos la noche se reduce de manera drástica, y éste es el solsticio de verano. La gente lo capta y es en ese momento cuando tiene necesidad de hacer un fuego solar, es un rito solar. En cualquier lugar, en las fechas del solsticio siempre hay una celebración. También se hace para el solsticio de invierno y para los dos equinoccios, que son en San Miguel y en Pascua. Yo lo que he hecho es recoger la tradición que viene de 50.000 años hasta aquí. Cada año elegimos un tema concreto, y esta vez fue el Neolítico. Pinté unos bisontes como los de Altamira o Lascaux. Otro año el tema fue Egipto. Creo que toda la humanidad tiene un fondo común. Un fondo de saber íntimo y muy profundo. Pongamos el caso de que desapareciera toda la humanidad menos una persona; esta persona tendría que tener dentro lo suficiente para poder dar fe de la totalidad de lo que hubo en este planeta, y eso muy poca gente se lo ha planteado.

André Malby tiene su casa en Crespiá, en el cruce entre el Alto Ampurdán, el Gironés y la Garrocha.
André Malby tiene su casa en Crespiá, en el cruce entre el Alto Ampurdán, el Gironés y la Garrocha. Foto: Bela Adler

–Este mes de octubre te vas a África. ¿Qué vas a hacer allí, concretamente?

–La madera que hay en África es espléndida. Un día, hablando con Luis Rico, lo decidimos. En febrero tengo una exposición de pintura en Abiyán y una parte de las ganancias irá para dar becas a los chicos de allí. Quiero ir porque en Europa la gran tradición artística es la pintura y en África, la tradición es básicamente la escultura, y me hace ilusión exponer pintura en el mundo de la escultura y hacer esculturas allí para después traerlas a Europa. Es como una respiración cultural. En África los troncos son de unas medidas increíbles, llegan a los doce metros por tres de diámetro. Quiero hacer una virgen, Nôtre Dame d’Afrique, que será gigante, será la escultura de madera más grande que se haya hecho jamás. Con Luis Rico cogeremos una cabaña en la selva y probablemente otra en la costa para montar el taller. Nuestra intención es organizar una exposición concierto. Trabajaremos con gente de allí, que son gente que si no se les ayuda no saldrán jamás. Yo creo en la gente, creo en compartir las cosas. Sólo compartiendo puedes entregarte a los demás.

–Tus conocimientos enciclopédicos los has obtenido leyendo la Británica, tal como acostumbraba a hacer Borges?

–Yo hice una cosa muy tonta, me leí toda la enciclopedia Espasa por curiosidad y aprendí mucho. De la Británica te puedo decir que tiene un defecto y es que no es perfecta. En cambio, la Espasa es la mejor enciclopedia del mundo, la más completa, la más rica en datos. Creo que hasta sale en el libro de los récords, es una obra maestra. Enciclopedias he comprado y tirado un montón. La Espasa es la única enciclopedia heredera de la tradición de los enciclopedistas. Es la primera realmente universal, tú la abres y con los datos que hay puedes fabricar una máquina. Los conocimientos que da son reales, mientras que las otras sólo pueden llegar a dar unos conocimientos similares a los reales.

–¿Has escrito muchos libros?

–Sí, claro… Yo escribo desde siempre. Ahora he escrito una novela y he acabado el prólogo del próximo libro de Paniagua, que está a punto de salir. También hago guiones para televisión, para cómics… He colaborado con Hugo Pratt y con Bondroit. También he hecho cosas sobre gastronomía…

–¿Cómo llegas al conocimiento de la verdad?

–Primero tengo algo así como un orgasmo mental y después me pongo a deliberar, a trabajar, hasta encontrar lo que es cierto. Cuando tengo o he llegado a la convicción de algo el conocimiento es indestructible.


– Para ti, ¿qué es la angustia?

–La angustia es la falta de alguna cosa. Cuando la gente vive un universo incompleto por carencia sensorial, por miedo cultural, por falta de información, por perversión social… sea por el motivo que sea, siempre hay agujeros que son como agujeros en el tejido de la vida. La respuesta a la angustia la mayoría de las veces es intentar abrir y tapar los agujeros. La gente lo hace moviendo objetos pequeños o limpiando su casa en lugar de limpiar su mente, discutiendo con la vecina en vez de discutir con su propio corazón. Las ganas de llenar el espacio provocan movimiento, tal como el Cosmos está en movimiento y los soles orbitan a las galaxias. El movimiento es la respuesta a la angustia, perseguir siempre algo para llenar el vacío. El aislamiento es un castigo, pero la soledad es una virtud. La gente lo suele aprender de muy mayor. Tengo amigos que pasan de los cuarenta años que practican la soledad como un arte superior. No como los anacoretas, que se definían por lo que no querían ser, que se definían por la negación. La gente de la que hablo son personas que se definen por lo que quieren, no por lo que no quieren ser. Son gente de proyección, son entonces de un mundo que aún no existe. Racionero describió un mundo que no podía ser, y yo conozco abuelos que son el grano del mundo que será. Ésa es la respuesta a qué es la angustia.

–¿Cómo definirías el amor?

–El amor en mucha gente es un peligro, un peligro por lo que son. Son muchos los que sólo son capaces de querer cuando hay un peligro máximo. Hay gente con una vocación especial, o bien predispuestos a que el amor sólo tenga sentido si te entregas totalmente, pero estos son una minoría. El amor, la luz la amistad, el compartir, no son cosas que se den por obligación, son cosas por las cuales no se está obligado a dar las gracias.

La obra de Malby tiene una proyección internacional, a pesar de que su creador destruyó buena parte de su producción, de la cual sólo se salvó la que había regalado a amigos y conocidos.La obra de Malby tiene una proyección internacional, a pesar de que su creador destruyó buena parte de su producción, de la cual sólo se salvó la que había regalado a amigos y conocidos.
La obra de Malby tiene una proyección internacional, a pesar de que su creador destruyó buena parte de su producción, de la cual sólo se salvó la que había regalado a amigos y conocidos. Foto: Bela Adler

–Dicen que eres como un «chamán», el Don Juan del que Carlos Castaneda habla en «Las enseñanzas de Don Juan», otros dicen que eres un visionario.

–No lo sé, yo dejo que cada uno tenga su propia opinión. Con Castaneda tengo una lucha desde hace casi veinte años porque me parece muy mal haber empujado a tanta gente a hacer caso de sus historias. Si se lee como una novela está bien, pero la gente se lo lee como si fuera la Biblia. Además, yo no soy un «chamán», un «chamán» es una persona limitada por la cantidad de conocimientos que manipula. Por otra parte, si viésemos un «chamán» siberiano en pleno siglo veinte, el hombre se convertiría en un tecnócrata, porque dentro de su cultura ya lo es. Utiliza la totalidad de los conocimientos. El concepto de «chamán» hoy en día equivale a un hombre con un ordenador y que trabaja como un enano para entender por qué los «chamanes» se dedicaban a entender, y eso dentro de todas las civilizaciones que han conocido este fenómeno. Si es en este sentido te diré que vale, que soy un «chamán». Ahora, si es en el sentido de decir que soy una isla medieval en el siglo XX, no, lo niego totalmente. El eje de mi existencia es pintar, escribir, hacer esculturas…

Pero parece ser que mi cara hace decir a la gente que no tiene que decir cosas sobre mí. Un día, en un restaurante donde yo estaba leyendo y tomando una copa, un grupo de franceses empezó a hablar de un tío también francés… y de repente oigo que dicen que el tío se llama Malby; no dije nada, pero los franceses seguían añadiendo y añadiendo… y al final llamé al camarero y le dije que pagaba una ronda, además de mi copa. Llegó el momento en que se querían ir y fueron a pagar, pero les dijeron que ya estaba pagado. Los franceses me dieron las gracias y yo les enseñé el pasaporte. Aquella gente se fue con la cara más blanca que una sábana. De todo lo que hago me hago responsable, pero declino cualquier responsabilidad sobre las historias que se hacen públicas sobre mí. Me he enterado de historias que se explican sobre mí y me he quedado parado.


–Una vez dijiste que la existencia es un explotar ilimitado en el espacio. ¿A qué te referías?

–La palabra existir quiere decir ir hacia afuera. Piensa que el Universo está sometido a una ley que se llama entropía, que es una tendencia completa al desorden. La vida es lo contrario, es neguentrópica, y el ser humano tiende a organizar el mundo exterior. Qué es una casa sino la organización de piedras, maderas, barro… Este orden es la proyección del ser hacia afuera, y en este sentido una casa es la prolongación orgánica de la persona que la hace y que después vive en ella. Hoy, por ejemplo, la gente va con corazas y armaduras, pero las llaman coches… El coche se ha convertido en un uniforme de defensa, y por eso es tan importante, se está convirtiendo en un territorio privado tan importante como la casa o el vestuario. Por este motivo yo no tengo carnet de conducir ni lo quiero. Yo compro coches a mis amigos y, en todo caso, que me lleven, o bien voy a pie.


–A menudo hablas del sueño como patria. ¿Qué significado tiene para ti?

–Mira, si sueñas algo imposible tu cerebro no llegará a recibirlo. Cuando se habla de sueños hablamos de lo que recordamos de los sueños, hacemos una construcción con el material que llevamos dentro. Sólo vivimos en una idea de lo que es el mundo. La gente no vive la realidad, porque la realidad se debe profundizar. El sueño es el arte de organizar con voluntad y confianza lo que es nuestro mundo. Si yo digo: Mira qué idea del mundo tengo, lo ideal es que sea bonita y entusiasme, y que además se contagie.




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Fuentes:
Rafael Pineda
https://pandora.girona.cat/viewer.vm?id=317125&view=hemeroteca&lang=es

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