André Malby, la Soledad Lúcida - Revista Presència (1984)

André Malby, la Soledad Lúcida, Revista Presència

Título: André Malby, la Soledad Lúcida
Autores: , y
Medio de publicación: Revista «Presència» nº645
Fecha de publicación: 
Idioma original: Catalán

Esta publicación, redactada en tono de reportaje, es en realidad una entrevista a André Malby, dedicada principalmente a su peculiar forma de ver el mundo. Fue realizada por Pau Lanao y Carme Vinyoles, y publicada el domingo, 1 de julio de 1984, en el nº654 de la Revista Presència, una publicación regional de Girona.

La entrevista se centra en la particular forma de vida de André. En ella, André comparte su manera de ver las cosas, sus inquietudes, su modus vivendi, por qué eligió Cataluña como lugar de residencia, a qué dedica el tiempo y por qué lo hace... También se explaya sobre su particular visión sobre la enfermedad y explica por qué la medicina que él ejerce, mucho más tradicional e individualista, da mejores resultados que la medicina moderna. Para acabar, realiza un diagnóstico de la sociedad actual, a la que califica de enferma, y expone sus esperanzas sobre el futuro y las nuevas generaciones.




André Malby, cuando la salud nace de
la consciencia, la creación y la libertad

Por Pau Lanao y Carme Vinyoles
Fotos: Jordi Soler



André Malby, físico fornido, cuerpo dominante, facciones leoninas, peregrino impenitente, apasionado por el estudio y la pintura, investigador sin normas, amante de la escritura y, sobre todo, de la vida. Calificado de brujo por los que no entienden que el cáncer se pueda curar, es una leyenda que un día, arrastrada por las tolvaneras del Pirineo, aterrizó en unas tierras sufridas, ganadoras en mil contiendas, vocacionalmente resistentes, cargadas con los frutos de la experiencia y el arrebato de los elegidos. La sangre de un antepasado «que era catalán» le corroyó las entrañas hasta que alguien, en Málaga, le habló de Can Teixidor, «una masía nacida con los godos y con una capilla en la entrada al cantón del Fluviá». Una isla de paz rodeada de planicies de verde alunarado por el abanico de flores que, generosamente, agradecen a la tierra y al agua la vida. Ahí Malby ha encontrado sus raíces: «Desde el momento en que entré en ella me habló para darme a entender que, de aquí, no me sacaría nadie».


Los animales en libertad anuncian la entrada de visitantes a Can Teixidor
Los animales en libertad anuncian la entrada de visitantes a Can Teixidor
Tratados y publicaciones médicas de todo el mundo conviven con tratados de magia, electrónica, filosofía, armonía, dos aparatos de vídeo, una cadena de música y, presidiendo la estancia, un gran hogar de arcilla, decorado con motivos surrealistas. Joan Ponç, en el recuerdo. A pesar de su fama de gran médico, André Malby vive recluido, sin pretensiones de reconocimiento por parte del gran público. «Yo no tengo ningún interés en salir en los periódicos, porque la mayoría de las veces me he dado cuenta de que es un error. Lo que yo hago, de entrada, presupone ver a poca gente para hacerlo bien. Más de la mitad de mi tiempo lo dedico a estudiar (biblioteca de más de 4.000 volúmenes) y, además, yo sé que, cada semana, sólo puedo atender bien de 15 a 20 personas y más de esta cifra ya lo haría mal».

A favor del individuo, la comunicación y el amor

Aparte de recibir continuamente información de todo el mundo sobre los avances que se obtienen en el campo de la homeopatía, André Malby no deja nunca de investigar. Se toma su trabajo muy en serio y no escatima horas al tiempo cuando se siente a gusto con alguna actividad: «A veces me encuentro con cierto malestar, como si algo no funcionase demasiado bien dentro de mí, y resulta que a lo mejor me he pasado tres días sin comer». En estos momentos y junto a Encarna, una médica con la que forma equipo, está estudiando con afición la flora de nuestra región. Es una tarea larga que persigue algo más que el único placer del conocimiento: «Estoy seguro de que, cuando haya completado los experimentos, cuando haya analizado a fondo todas y cada una de las plantas que se encuentran en esta zona, no hará falta que me envíen ninguna hierba de ninguna otra parte, que llegaré a la conclusión de que, con las que crecen por aquí, ya hay de sobra para curar cualquier enfermedad».


A Mas Teixidor se acercan personas de todo el mundo. Con diferentes trastornos, con diferentes necesidades. A todos los atiende, escucha, recibe: «Yo parto de la base de que todo el mundo es diferente y de que el concepto de enfermedad no puede aplicarse de forma masiva. A veces me vienen abuelas que lo único que necesitan es charlar un rato, que alguien les haga caso, y después se van tan descansadas. Y para mí también es gratificante, hay un maravilloso placer en ofrecer amor, en no cerrarse en uno mismo, en aprender de los demás».



André Malby, especialista en homeopatía, uno de los conocedores de los remedios naturales, no está nada de acuerdo con cierta forma de medicina que se ejerce actualmente. «Hoy, una persona, un médico, puede engañar a la gente. Antes el médico vivía en el pueblo y conocía a todo el mundo. No podía permitirse el lujo de no curar o no atender a los enfermos, porque lo desterraban».

Para el hombre de Can Teixidor «El hambre hacia todo lo que es nuevo, el tomar como válidos sólo remedios que se consideran nuevos, ha hecho que se desaprovechen grandes remedios perfectamente útiles. De forma insensata. Yo tengo en las manos tesis doctorales del siglo pasado y de hace doscientos años, en los cuales se explica extensamente cosas que ahora se acaban de descubrir. Ya está bien, ¿no? Por ejemplo, en España y Europa se descubrió hace poco una solución para disolver cálculos biliares y resulta que es la misma composición que un preparado de hiel de toro de las farmacopeas de 500 años atrás».

«Hoy el famoso Progreso, en mayúsculas, no es tal, porque ha superado la ignorancia mediante una ignorancia todavía más grande»

André Malby considera que, dentro del mundo de la farmacopea, los intereses comerciales han matado el primitivo carácter de las medicinas: «Por interés económico se pasa del uso de los remedios naturales, extraídos de la madre tierra, al predominio de la química. No se tiene presente que las técnicas naturales no tienen su importancia en función de la sustancia, sino de la forma en que se manipula. El farmacéutico de hace sesenta años tenía un libro de fórmulas magistrales; por otra parte, el médico ya asistía al parto y, cuando el paciente tenía 25 años, conocía su historial a la perfección. Pero, claro, tanto un personaje como el otro han desaparecido y, en su lugar, ha aparecido un enfermo ideal sobre el cual se experimenta, que tiene una única enfermedad y de forma perfecta, matemática, un señor que no existe y para el cual se hacen los medicamentos. Así se olvida al individuo y se recupera a la masa, o sea, el ente con el cual se puede hacer el negocio».

Las manos no paran de moverse y su cuerpo farruco y firme parece soportar las palabras que surgen de la mente. «Hoy se vive una especie de mentira social que ha creado una generación de asistidos. En los años sesenta se hablaba de que, en los ochenta, los avances de la técnica permitirían que el hombre se dedicase a pensar y a vivir, y ahora que hemos llegado, con qué nos encontramos… con una civilización del desempleo, una civilización de culpables, en la cual el que no trabaja es considerado como un peligro social y eso no es cierto. Tendrá que haber un cambio social importantísimo porque los cambios, o son cambios, o no son nada. En un momento en que la identidad individual está en grave peligro, la gente considera la técnica como un dios, en la medida en que dios es una cosa incomprensible. La cibernética se ha ido adaptando a las funciones mágico-religiosas de los antiguos comportamientos. Y el famoso Progreso, en mayúsculas, no es tal, porque ha superado la ignorancia mediante una ignorancia todavía más grande».

Un muñeco articulado, guardado en una vidriera, recoge el estudio
Un muñeco articulado, guardado en una vidriera, recoge el estudio
En Can Teixidor, la creación del hombre, lobo solitario que vive recluido del mundo exterior, se hace latente: «El peligro es individual. Es el individuo quien está en peligro. Además, hay que tener presente que los sistemas de Gobierno actuales han nacido con una humanidad tres o cuatro veces más pequeña. Nacieron para controlar agrupaciones pequeñas de elementos, ahora, en el momento en que la proporción ha aumentado del uno al diez, han nacido los conceptos de colectivización, gremio… que permiten manipular a un grupo de gente, como si fuese un solo individuo. Y eso sólo es posible borrando la capacidad individual, la iniciativa que fundamenta la diferencia. Y eso pasa también en los medicamentos. Yo trabajo para los individuos en concreto. La sociedad es una enfermedad. Cualquier sociedad se pone enferma de por sí. El ser humano no está hecho para tratar con más personas de las que puede ver de un solo vistazo».

«Un importante científico francés me explicó que él cobraba por buscar y no por encontrar y yo lo despedí con patadas en el culo»

El científico francés instalado en nuestra casa considera que «Si la gente fuese de vida amplia, sería peligrosa. La sociedad, tal como es, sólo puede continuar si la gente no se da cuenta de que hay que fragmentarla. Con el rollo de ganarse la vida resulta que, a los 60 años, intentarán hacer lo que querían hacer a los 30, entonces, ¿por qué no hacerlo en su momento? Para sobrevivir hay que tener conciencia de lo que realmente importa. Y yo sé que me interesa más sembrar patatas y recolectarlas, que no trabajar para poder comprarlas». La filosofía vital empuja con fuerza todos los poros de este personaje, amable y con pose de conocedor, que, desde su atalaya, intenta descubrir un futuro y un presente: «Dicen que, si todo el mundo pensase igual, el mundo desaparecería, pero yo no estoy nada de acuerdo. Pico della Mirandola, un humanista del Renacimiento, murió antes de los 40 años, después de haber escrito más de 1.500 tratados que cubrían la totalidad del saber de su tiempo. No tenía radio, los libros no eran impresos, pero lo hizo. En la Edad Media no había papel, ni se habían inventado las papeleras. Y, cuando escribes sobre un pergamino, lo que dices tiene que ser importante, no te puedes permitir escribir y pensar sandeces. Cuenta que, hoy, los psiquiatras triunfan porque hay menos confesionarios. Antes, cuando la gente se sentía mal porque había cometido cualquier acto en contra de su conciencia, se lo contaba al capellán, le recetaba cuatro padrenuestros y tranquilo. Así la iglesia acaparaba todo el poder, lo sabía todo. La gente se desfogaba. ¿Y ahora? Ni siquiera los psiquiatras sirven. Sólo se les explican “chorradas”.

Hoy el auténtico confesor es la droga y la borrachera, la sustancia que permita elevarse y perder el contacto material con las cosas. Es normal que la gente tenga problemas, imagínate una casa que no tuviera defectos en la pared, o sea, ventanas y puertas: no se podría usar. La sociedad de hoy es una especie de bomba de mano de explosión retardada que se intenta mantener con toda clase de pedazos. Hoy ya no tiene cura».

Publicaciones de todo tipo habitan las estanterías y la mesa de trabajo del homeópata Los recuerdos y las imágenes acompañan al estudioso en las largas horas de estudio
Publicaciones de todo tipo habitan las estanterías y la mesa de trabajo del homeópataLos recuerdos y las imágenes acompañan al estudioso en las largas horas de estudio
Son palabras muy fuertes para un momento en que la imaginación no priva y el poder establecido intenta acaparar todas las salidas de un hombre lanzado sobre sí mismo y héroe de mil batallas: «Hay que tener en cuenta que el poder sólo se puede ejercer mediante una amenaza. Pero, si tú lo que realmente consideras importante lo llevas dentro, te puedes reír del poder. Es como los niños pequeños, el día que empiezan a decir yo, también aprenden a decir no. Pasan del chantaje. Mucha gente pasa, ya que llega a un punto de saturación. Otros no encuentran una salida inteligente y se destruyen, no se les deja ninguna puerta abierta ni posibilidad de pensar. Todo lo que estamos viviendo tendrá que explotar un día u otro, porque yo no creo que la humanidad esté dispuesta a desaparecer. El nacer y el morir son actos individuales, por eso yo tengo una confianza total en el ser humano, que superará esta etapa, que se hará más creativo».

Un portal para una masía donde la vida es el único misterio
Un portal para una masía donde la vida es el único misterio
André Malby es un hombre que ha viajado por todo el mundo. Un día se cargó una mochila y, con la comprensión, inició una larga ruta fuera de todo control. «A mí me importa muy poco que me controlen, que controlen lo que tengo o lo que dejo de tener. Lo importante es lo que es y lo que no es. A mí no me pueden controlar la visión del Canigó. El concepto de propiedad es una noción reciente, se ha impuesto a la fuerza; pero, si tú posees una cosa internamente, no es necesario ser su propietario. Yo sé que tengo el Canigó y a mí nunca se me ha ocurrido comprarlo».

La vegetación del Ampurdán y la Garrocha puede servir para poner remedio a muchos de los males del hombre moderno
La vegetación del Ampurdán y la Garrocha puede servir para poner remedio a muchos de los males del hombre moderno
El trotamundos y homeópata ha encontrado en la zona pirenaica gironesa el Shangri-La. El Fluviá y Mas Teixidor han estructurado una mitología firme que habrá que cambiar en la leyenda. «Si lo que se está aprendiendo no comporta una parte de alegría, no vale la pena. Yo me río mucho cuando estudio. Por obligación no hago nada. Si me siento obligado, seguro que no lo hago. Me pongo más duro que una piedra, las cosas importantes hay que hacerlas siempre con ilusión y nunca por obligación. Hay que tener en cuenta que los grandes descubrimientos siempre los han hecho tíos que nunca han tenido un duro, que trabajan apartados de todo el mundo; a los que tienen buen material, un despliegue de medios, no les sale nada, ni gota. Yo una vez tuve una discusión muy importante con un científico francés y en un momento me dijo que a él le pagaban por buscar y no por encontrar. Me encendió tanto que lo despedí con patadas en el culo. Y era un acto físico, haciéndole dar saltos de dos metros, porque era una perversión absoluta».

«Cataluña lo ha aguantado todo; es una tierra firme que está cargada de vida y de historia con un fuerte conocimiento»

André Malby aprecia el paraje de Crespiá. En Cataluña ha encontrado la patria errática, el mundo de su momento: «Cataluña lo ha aguantado todo, esta zona ha visto pasar a los godos, las guerras carlistas, los Segadores, a Mendizábal, que lo destruyó todo, ha aguantado el franquismo y, con todo, sigue existiendo. La mayor resistencia catalana ha sido el simple hecho de existir. Porque tiene esta capacidad creo en la humanidad. Pero no estoy tan loco de creer en la humanidad en el centro de Madrid».

«Sólo las plantas cultivadas tienen parásitos»

«El concepto de enfermedad es muy relativo, depende de la naturaleza y la conciencia de cada uno. Mirad, aquí me han venido payeses con un dedo medio colgando que se habían cortado con un hacha hacía horas, pero que habían continuado su trabajo, aprovechando la luz natural y, sólo al final de la jornada, se deciden a curarse, los tíos».


Mas Teixidor y en la esquina... el Fluviá
Mas Teixidor y en la esquina... el Fluviá

André Malby tiene ante sí un digno ejemplar, nacido de la dureza y la generosidad de nuestra tierra, una persona que siente el dolor como una continuación más de su naturaleza, y no necesariamente como un impedimento absoluto para su actividad. Nada que ver con la multitud de desasistidos, de seres totalmente dependientes del dios-médico que han florecido en el campo de cultivo de las grandes urbes. Una generación aún arraigada en una forma de vida natural en toda la extensión del término, basada en un pragmatismo ancestral que rehúye modas efímeras: «Estoy observando aquí que, los que hoy tienen más de 60 años, están generalmente sanos y fuertes como robles, pero es que conocen muchos y buenos recursos: si se cortan, se ponen orina, y la herida, evidentemente, cicatriza; si se sienten extraños, como si algo no acabase de ir bien dentro de ellos, se preparan sopa de tomillo o de romero y se toman un vaso de vino caliente, ¡y adelante se ha dicho! Son herederos directos de aquella noción medieval de mercado que, hasta hace poco, consistía en lo que se podía intercambiar durante el día. Los mercaderes se desplazaban, como mucho, treinta o cuarenta kilómetros; por lo tanto, eso quiere decir que, todo lo que se consumía, era fruto del mismo ciclo climatológico, las mismas influencias del sol, la luna, la lluvia, la sombra, las temperaturas, la misma composición del suelo. Eran una especie de super-entes vitales, perfectamente vinculados a lo que les rodeaba, no había prácticamente ninguna posibilidad de que lo que comían les perjudicase. Por eso se conservaban tan sanos, y muchos de los viejos de hoy en día han vivido aquel mismo ciclo. Si los llevases a Barcelona, en poco tiempo los matarías».


Un dolor de cabeza, pinchazos en el vientre, decaimientos… los síntomas no denotan siempre una anomalía física, una simple disfunción corporal. Son, muchas veces, signos manifiestos de malestares psíquicos desconocidos, o voluntariamente ignorados, de apatías sociales cimentadas en un tipo de vida que ha perdido buena parte de su significado. Con la complicidad del tiempo que transcurre plácidamente y con la compañía de patos, gatos, perros y otros animales que ayudan a configurar un entorno propio, Malby se lleva las manos a la cabeza cada vez que algunos amigos de su hijo aterrizan durante un tiempo en Mas Teixidor: «Es horrible cómo la sociedad está generando personas indefensas, ignorantes… Vienen niños alemanes, franceses, suizos a pasar días en casa y me he dado cuenta de que carecen de todos los conocimientos necesarios para la supervivencia. Si, por alguna razón se va la luz, ya no son capaces de hacer nada, se derrumban, no tienen ni idea de moler café con un molinillo manual ni de encender fuego. ¡Es una vergüenza!».


Anécdotas, André puede contar muchas y, a pesar de su inevitable componente jocoso, no se deja llevar por la risa fácil, a no ser que el estallido sirva para exorcizar la calamidad: «En una ocasión estuvo durante unos días en Mas Teixidor un compañero de mi hijo, suizo. Recuerdo que comimos pollos de los que criábamos en casa y me decía que aquello no tenía sabor a pollo, que no había comido nunca. Otro día servimos en la mesa carpas del Fluviá y, al probarlas, ¿sabéis lo que se le ocurrió decir? ¡Que aquello sí que era pollo! Me quedé frío hasta que entendí que, en su país, sólo comían pollos alimentados con harinas de pez. Es muy gordo, ¿eh? Para mí, éstas son personas enfermas, aunque por ahora no se les haya presentado ningún síntoma, ninguna enfermedad de las comúnmente establecidas. Los niños de las pequeñas poblaciones, yo lo veo en Besalú, escapan a esta situación. Al menos tienen la oportunidad de ver una gallina en su gallinero, comiendo trigo moro, saben de dónde salen los huevos… tienen una relación más amplia con su entorno»..


André Malby también es pintor. Aquí, la puerta de su taller. Dentro, la creación de la soledad
André Malby también es pintor. Aquí, la puerta de su taller. Dentro, la creación de la soledad

ENSEÑAR O EL ARTE DE FOMENTAR PREGUNTAS


André Malby no rehúye el contacto con lo que se denomina la pequeña población. Para él son una fuente inagotable de conocimiento, casi de presentimiento de los nuevos aires. Rascando la corteza de indiferencia, socavando la apariencia de apatía con que muchos niños y adolescentes se protegen de la agresión externa, se descubren seres llenos de una sensibilidad que pide urgentemente una vía de salida, y que no ha debido ser destruida por tantos años de pedagogía destinada a acabar con la capacidad imaginativa de la persona: «Tanto que dicen los maestros que a los niños les da igual todo, que no muestran curiosidad por nada y, en cambio, cuando vienen a casa, en una tarde me hacen más de mil preguntas que tocan aspectos importantes de la realidad. Lo que pasa es que eso de la enseñanza está mal enfocada. La educación consiste hoy en hacer que los niños se traguen gran cantidad de respuestas a preguntas que no han formulado. Y, claro, por eso no muestran interés. A mi entender, el arte de enseñar radica precisamente en fomentar preguntas, en despertar curiosidad».


Sabe que la respuesta está dentro de cada uno y se comunica con cada persona como si fuese un todo diferente, capacitado intrínsecamente para defender sus propias necesidades, con libertad para imaginar y crear. Es en este tipo de individuo en el que cree. Y confía en que pronto resurja de las cenizas de la masificación: «Sí, soy optimista y más con la generación que sube. Los niños no manifiestan hoy este conformismo detestable de los que, por ejemplo, se dejan operar sabiendo, o intuyendo, que la palmarán, pero no se atreven a contradecir a las autoridades. No tienen esta suavidad de cuello que les hace bajar la cabeza. La publicidad ha destruido a la generación que va de los 25 a los 45 años, pero ha abusado tanto de sus recursos que los niños ya no hacen caso, pasan. Y son muy inteligentes. Cada vez más listos, más rápidos, más veloces, con más reflejos. Yo no creo en la humanidad tal como la quieren vender, pero sí en la persona, en el individuo, en la creatividad dormida que está a punto de despertarse. Si no hay libertad, no hay vida».


La contundencia, la seguridad, la autoridad moral, son sentimientos que le nacen de una investigación constante, practicada en las más diversas facetas de su vida. Desde el diseño placentero del estudio y la investigación, hasta la capacidad de entregarse a los demás, pasando por la necesidad de comunicación y la observación de todo lo que le rodea, André Malby es de esos tipos de personas a los cuales el árbol nunca les impide ver el bosque. El mejor remedio contra la enfermedad, en un sentido global, es la coherencia. Y la clarividencia: «Tengo árboles frutales y me niego rotundamente a cultivarlos. Quiero que me den el fruto tal como les salga. Me he dado cuenta de que sólo las plantas cultivadas tienen parásitos».






Descargar "André Malby, la Soledad Lúcida - Revista Presència (Español)" de

Descargar en formato .PDF







Descargar "André Malby, la Solitud Lúcida - Revista Presència (Catalán)" de

Descargar en formato .PDF




Fuentes:
https://pandora.girona.cat/viewer.vm?id=317125&view=hemeroteca&lang=es

6 comentarios:

  1. Hola, mi nombre es Judith Gràcia. Soy de Barcelona.He dudado mucho en si aparecer o no, pues como me decía siempre André "Silencio,Presencia y Sitio" entre otras cosas...Él me dió el título de "Hija Putatativa" y espero que siga estando conforme aún con semejante descripción,con ser considerada una de sus pocas amigas, me parece un honor de tamaño colosal.Es una de las personas más importantes en mi vida."Acuérdate:hemos sido,somos y seremos amigos a través del tiempo y del espacio". Así sea. Decirte que como a él, me enfadan mucho ciertas declaraciones y opiniones sobre ciertas cosas y dichas por personas, que no eran consideradas,te lo garantizo,verdaderas amigos aunque ellos así,lo quisieran creer...Defenderé su recuerdo y su legado, siempre, aunque no lo haga con palabras.
    Decirte,por otro lado, que tu trabajo recopilatorio es digno de elogio asi como tu discrección.
    No estoy en el grupo de Facebook,así que....
    Saludos cor-diales.
    JGV

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por tu mensaje, Judith. En honor a esa discreción, prefiero no comentarte nada en público, pero sí que me encantaría que pudiésemos ponernos en contacto por vía privada, si tienes a bien. Si rellenas el formulario de la página de contacto, podremos abrir un cauce de comunicación privado. Muchas gracias de nuevo y un abrazo.

      Eliminar
  2. Gracias por compartir esta luminaria entre tanta oscuridad.
    Este hombre es un gran ejemplo, es un hombre. Su nivel de percepción sería, en primer lugar, insoportable sentimentalmente para las personas comunes, y en segundo lugar, insoportable por la responsabilidad en darlo todo. Por lo que veo totalmente justificado la forja de su fuerte e indómito carácter ante tanta idiotez de este mundo.
    Hoy estaría lanzando llamaradas con magma al ver como las prótesis suplieron perfectamente las ablaciones de la virtud y por lo tanto, de la custodia del saber.
    Como bien vió y predijo, no hay una cura colectiva desde el viejo paradigma, por lo que solo quedan las pequeñas muertes individuales después de la gran desilusión individual, pero, de alcance siempre colectivo.
    Entonces, en esta niebla de mentiras, ¿bastaría que una mayoría reconociese solo a una de ellas para derrumbar todo el imperio de este engaño?
    ¿Cuál sería el mayor engaño?
    ¿Acaso sería el de la muerte?
    Es aquí que el sufrimiento, como enemigo y compañero, se justifica intensamente en una razón distorsionada, dirigida y aprovechada por esos directores psicópatas tras bambalinas. Muchos prefieren el ovido para brindarse un mayor regocijo en el dramatismo de su obra poética, y en oposición a la supuesta comodidad que le otorgaría el saber y el recordar la verdad.
    Puesto que la percepción desde la ignorancia deja de tener sentido desde el saber,todas las visiones poéticas preconcebidas también dejarían de tener sentido al exigir que sean tomadas como ley igualitaria para otros mas desafortunados en preconcepciones.
    Esto no quita que la metáfora sea el lenguaje máximo y universal al que podemos aspirar desde este plano. Por lo que a pequeñas muertes, les correspondería su metáfora en forma de pequeños milagros, como puntos de inflexión y de correspondencia con cada lógica ilusoria.
    Sin embargo, es sólo una opción entre otras.



    ResponderEliminar
  3. El lenguaje es el factor principal de evolución del ser, que comunica lo imaginado con lo definido, el cielo con la tierra. Llegar a esa gran inteligencia exige conseguir la simetría perfecta con una de sus aristas. La lógica clara y las virtudes de un corazón puro, forman los aspectos como aristas y caras de esa infinita geometría.
    En la historia se han definido simétrías que los magos han aprovechado para su propio beneficio y han interferido el camino siendo ellos mismo capturados por la tecnología de sus obejetos de poder a la que han transferido la responsabilidad del ser.

    Desde mi punto de vista el lenguaje es una tecnología interna cuya característica maleable lo hace susceptible a corromperse o a olvidarse en el proceso de los sincretismos, como una estrategia militar de dominación imperial.
    El efecto concreto del descentrado es la representación imaginaria y diferenciada para su observación de la alienación del ser con su propia esencia y cuerpo desde las palabras, que forman la máquina intelectual de adaptación al sistema. La sombra del ser como negación de sí mismo asume el mismo nombre y puede identificarse con el sexo de la madre o del padre produciendo ambigüedad o extrañeza con el sexo opuesto, y esto forma parte también de la estrategia en el debilitamiento de los pueblos. El Ego nace automáticamente en el centro como unión y eje de la verdad con los intentos fallidos.
    La sombra y el ego como procesos de restitución del centro lógico del ser, también son atacados, y las señales negativas de las proyecciones de la sombra que limitan el campo de acción para no concretar aberraciones, son reprogramadas y exteriorizadas en tecnologías exteriores para canalizarlas y desfogarlas sin discernimiento y así convertirlas en normalidad para el sistema. En este punto la patología se transforma en pandemia.

    La única llave es la libertad, y no hay que saber más que dar el paso. Luego, puede restituirse la lógica en todo. El plan del maestro externo como intermediario con la verdad ha llegado a su fin, y nace la verdad interna a la que cualquiera pueda acceder para simplemente vivir libre.

    ResponderEliminar
  4. Maravilla , saludos desde México mágico

    instagram.com/davidonirico

    ResponderEliminar